Logroñés de 59 años, licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra desde 1984, Santiago Tabernero es un hombre clave de del nuestro cine y de nuestra televisión cultural contemporánea. Tras varios años dedicándose al periodismo y al guión de películas, en 2007 debutó como director con ‘Vida y color’ logrando tres premios (Miami, Seminci y Toulouse) y una nominación al Goya. Tras este laureado balance, le siguió en 2014 la dirección de ‘Presentimientos’, con la que regresó a la Sección Oficial de la Seminci. Como guionista ha participado en films como ‘Taxi’ de Carlos Saura, ‘Desvío al paraíso’ de Gerardo Herrero y ‘Asfalto’ de Daniel Calparsoro, entre otros. Y ya en el ámbito de la televisión podemos destacar su veteranía en programas como ‘Versión española’, su independencia cultural en ‘Carta Blanca’ y su exitosa aportación al ‘late-night’ con ‘Sánchez y Carbonell’, ‘Alaska y Segura’ o ‘Torres y Reyes’. No olvidemos tampoco su capacidad para dirigir especiales musicales con estrellas de la música como Raphael, Alejandro Sanz o Joan Manuel Serrat. Estamos ante un peso pesado de nuestras pantallas y dispositivos que, tras diez meses de pandemia, reserva en su horizonte un buen número de proyectos artísticos.
Se encuentra en la Universidad de Valladolid ofreciendo sus conocimientos como guionista. ¿Cuál es el primer consejo o primera lección que ofrece a ese alumno que quiera introducirse en el arte de contar historias?
Creo que era Picasso quien dijo que el artista tiene que contar con un 1% de inspiración y un 99% de transpiración. Las técnicas de escritura del guión nos han demostrado que hay unas formas que funcionan mejor que otras a la hora de contar una historia. En estos seminarios, escuelas o cursos de cine, lo que se enseña es a transpirar mejor. No se va a garantizar la inspiración, ya que podríamos decir que ésta es un don con el que uno nace. Pero, si no naces con este don, para eso están las escuelas o estos seminarios. Aristóteles en su ‘Poética’ habló de esos tres actos que, desde entonces, nos han acompañado hasta hoy día donde estamos viviendo un ‘boom’ de la televisión muy importante. En este seminario trabajamos sobre diversas formas de contar historias y también, sobre por qué unas formas funcionan mejor que otras. En definitiva, trabajamos sobre la fascinación que ejerce en el ser humano el contar historias desde que el ‘sapiens’ es ‘sapiens’.
Santiago, en estos momentos continuamos asistiendo a transformaciones tecnológicas que están determinando la manera de disfrutar el mundo del cine, de la música y de la televisión. Al respecto, hay visiones pesimistas y también hay visiones positivas que optan por adaptarse a los cambios. ¿En qué perspectiva se sitúa al respecto?
Yo tengo una naturaleza optimista de nacimiento. Soy optimista y creo que hay muchas razones para serlo. Cuando comencé a escribir guiones, hace 20 o 25 años, el guionista era prácticamente un apestado dentro de los procesos de creación de una película. Digamos que era como un vientre de alquiler que, una vez que engendraba su historia, prácticamente desaparecía del proceso. Es más: el guionista era una persona non grata en el plató del rodaje. Y eso hacía que la historia se resintiera… No es bueno que la persona que ha inventado la historia esté tan apartada de los procesos que siguen a partir de la escritura. Afortunadamente, esto ha cambiado por completo. De hecho, creo que la edad de oro de la televisión de las últimas décadas tiene mucho que ver con que el guionista ha adquirido un nuevo estatus dentro de los procesos. Independientemente de quién dirija o no la historia, el guionista tiene ahora cierto control sobre cómo es contada su historia. Eso está siendo bueno para todos. Y con la llegada de las nuevas plataformas digitales estamos en un momento en el que cuando creíamos que el cine había llegado a su fin, de repente se ha producido un extraño milagro y todo el mundo está escribiendo. Las plataformas están aquí y lo quieren todo. Quieren producir de un modo voraz, quieren historias de autor, de ‘teen-agers’, de misterio… Es un momento excelente para que la gente que tiene el don de contar historias continúe haciéndolo pese a que creyéramos que todas las historias estaban ya contadas.
Hablemos de Santiago Tabernero y Valladolid. Usted debuta como director en 2007 con ‘Vida y color’ y se hace con el Premio del publico en la Seminci. ¿Qué recuerda de aquella gran noche vallisoletana?
Soy un hijo de la Seminci. Esa fue una de las noches más emocionantes de mi vida. Estábamos allí todo el equipo artístico y tecnico de la película: Miguel Angel Silvestre , Julio Valverde… ¡Todo el mundo! Fue una emoción tremenda recibir ese premio de una audiencia que nos decía que habíamos hecho una película hermosa. La Seminci y Valladolid es para mí una segunda casa. Ahí estrené ‘Presentimientos’, mi segunda película, pero ya antes había ido como periodista a cubrir el festival para ‘Días de cine’ o para otros programas de Televisión Española. He ido de mil maneras a Valladolid y todas han sido gratas.
Hablemos precisamente de su labor de periodista, en su mayor parte en RTVE. ¿Hasta qué punto le ha llenado el ámbito periodístico en su carrera.
Tengo razones para estar muy satisfecho de las oportunidades que se me han dado en televisión y en general. En TVE llevo trabajando 11 trienios… creo que llevo unos 33 años en esta casa. Y he hecho de todo, habitualmente asociado a información cinematográfica y a contenidos de cine. Pero llegó un momento en el que tuve la oportunidad de poner en pantalla formatos originales… Con tan buena suerte que pude comenzar con ‘Versión Española’, programa que da gloria ver que, veintitantos años después, aún sigue en antena con la misma presentadora y prácticamente con el mismo equipo que yo creé. También tuve la suerte de hacer ‘Carta Blanca’ contando en cada emisión con un presentador del mundo de la cultura al que le dábamos, efectivamente, carta blanca para elegir los contenidos de su programa. Por ahí pasaron Isabel Coixet, Ray Lóriga, David Trueba…Y también he hecho musicales. ¡Quién me iba a decir que iba a realizar un especial de nochevieja con Raphael!… o los dos ‘papitos’ de Bosé… en fin, ¡Qué locura y qué maravilla!. En el mundo del ‘late-night’ hice un concepto basado en ‘La extraña pareja’ en el que juntábamos, en cierto modo, al payaso serio y al payaso tonto para hacer un show que nosotros llamábamos ‘promiscuo circo cultura’ (risas). El año pasado estábamos en un momento fenomenal con este proyecto, con ‘Sánchez y Carbonell’, pero la pandemia nos imposibilitó continuar con el programa tal como lo concebimos. Tenemos garantizada una segunda temporada, así que espero que cuando pase todo esto podamos volver a emisión.
Hablemos precisamente de su trabajo al frente de musicales ¿Le costó especialmente adaptarse a las necesidades de las estrellas de la voz?
Cada persona es un mundo. Cada artista marca o exige sus propias coordenadas. Hay gente más divina una que otra… hay artistas con un enorme talento que son estrellas naturales y con los que es muy fácil trabajar. Hay otras personas que, quizás, no tengan tanto talento o quizás sí… pero que en cualquier caso ellas han establecido una distancia de ‘divo’ que hace difícil el trabajo. Pero esto es independiente del cine y de la música o de cualquier otra disciplina. Yo creo que cuanto más talento tienes, más sencillo eres en general. Y cuanto mayor es tu estatus en el mundo en el que te desenvuelves, más fácil pones las cosas. No obstante, siempre hay excepciones para todos los gustos. Yo me he encontrado, por ejemplo, con alguien con el que da gusto trabajar que es Joan Manuel Serrat. Para mí, hacer el especial de Serrat en TVE ha sido uno de mis trabajos favoritos. Además, el guión estuvo a cargo de Paco Tomás, que ha estado conmigo siempre y es muy brillante. Fue muy bonito trabajar con Serrat. Tiene mucho sentido del humor… siempre estuvo dispuesto a cualquier tipo de sugerencia ‘en abierto’, pese a que estuviera al borde de quedar en ridículo. Él entendía que ciertas ideas forman parte de un show televisivo en una fecha como es la nochebuena. Y luego hay otros que, como ya te digo, es más difícil trabajar. Yo, además, soy defensor de la verdad en el mundo de la televisión. El espectador detecta la mentira. No me gusta el play-back… prefiero la tele en directo aunque salga un ‘gallo’ o un cierto fallo. No todos los artistas están dispuestos a asumir ese riesgo.
Tenemos esperanzas de que este 2021 nos permita a todos materializar un montón de proyectos, si es que conseguimos acabar con la pandemia. ¿Ha vertebrado muchas ideas en estos meses de distanciamiento social?
Esta pandemia nos ha obligado a parar, a pensar, a reinventarnos… He escrito un guión de largometraje que además forma parte del material de trabajo de este seminario que estoy impartiendo en Valladolid. Es un guión que se titula ‘Quebrantos’ con el que cumplo un viejo sueño de contar una historia de zombies… medio en broma, medio en serio, se trata de una mezcla de ‘El espíritu de la colmena’ y ‘La matanza de Texas’ (risas). Nunca había escrito humor… es la primera vez que lo hago. En este caso, se trata de humor negro y, la verdad, es que ha sido una experiencia muy grata. A parte de esto, estoy trabajando con Daniela Fejerman en una mini-serie en TVE que se titula ‘Jardín prohibido’. Y estoy muy contento porque además hace una semana se hizo público que voy a dirigir el festival Actual de Logroño. Tengo un año por delante para programar todo un festival de autor que ya cumple su edición número 32, en el que cabe música, danza, teatro, artes plásticas… Tengo la suerte de tener un equipo de gente del gobierno de La Rioja que me va a apoyar en todo. La verdad es que estoy muy contento de que la vida siga dando tantos alicientes. Esperemos que se pueda llevar a cabo el año que viene un festival ‘promiscuo’ como éste y como tantos otros, claro.