Entrevista: Roberto Terne
Tras la pausa del pasado año a causa de la pandemia, Unversijazz vuelve a abrir el telón. Será el miércoles en el Patio de la Hospedería de San Benito con una jornada de fusión aliñada por el jazz, la música popular brasileña y ese ’son’ mediterráneo que Ximo Tebar lleva investigando y trabajando desde sus primeros tiempos. ‘Brazilian Jazz Project’ es el nombre de un espectáculo en el que interviene toda una estrella de la escena de Brasil como es el guitarrista y cantante Gladston Galliza. En el escenario también estarán Will Martz al piano, Juan San Martín al bajo y José San Martín a la batería.
-De ‘Africa Jazz Big Band’ se va a ‘Brazilian Jazz Project’. ¿Le gustan los viajes intercontinentales?
-Puede decirse que sí. Llevo diez años trabajando con este proyecto. He hecho producciones de gran formato con Big Band mezclando música étnica con jazz… y la idea es hacer una colección de discos en base a fusiones de músicas del mundo. Este ‘Brazilian Jazz Project’ era el siguiente trabajo de esta serie; lo único que el año pasado se quedó parado a causa de la pandemia. Además de Gladston Galliza también colaboran en este disco artistas muy grandes como María de Medeiros o Rosa Passos. Mi idea es hacer un trabajo de fusión completo en el que intervenga también la danza y los instrumentos tradicionales.
- ¿Qué aporta la música brasileña al jazz que no le aporten otras músicas del mundo?
-Compositores como Jobin o como Vinícius de Moraes cogieron las técnicas de armonía ay de armonización del jazz y las adaptaron a sus melodías nativas. Eso creo que fue la maravillosa aportación de la música brasileña al género del jazz. La gracia y preciosidad de las melodías brasileñas han enriquecido la música de todo el mundo, incluyendo por supuesto el jazz. Eso es lo más destacado. Y no me puedo olvidar tampoco de la importancia de los ritmos brasileños.
- ¿Se pone algún límite a la hora de seguir investigando desde el ‘son’ mediterráneo?
- Llevo toda la vida investigando desde ahí. He estudiado sus armonías y he mezclado los ritmos del jazz con los colores característicos de la música mediterránea. La música mediterránea es festiva y está concebida para celebrar. En cambio el jazz y el blues se basan en en sentimiento de la reivindicación o del lamento. Sus letras transmiten mensajes de tristeza, mientras que las letras mediterráneas nos llevan a todo lo contrario. Su fusión nos lleva a la creación de un jazz alegre y rico en sentimientos positivos. A partir de ahí, pocos límites.
- ¿Qué valoración nos hace de su faceta docente en la UCLA (Universidad de California)?
- Es una experiencia fantástica porque además de formar a alumnos también me formo a mí mismo. Son alumnos de mucho nivel… es un placer compartir con ellos mi experiencia y también investigar a su lado. Estar vinculado a un equipo como el de UCLA es muy motivador.
- Es usted de los artistas inquietos. Háblenos de ‘Infinity Art’, esa creación de arte modular que usted ha promovido recientemente en diversas exposiciones y ferias.
- Sí. tengo la suerte de que mi pareja es Rebeca Plana, una pintora de arte abstracto. Gracias a ello, se me da la oportunidad de conocer el oficio de pintor desde un ámbito privilegiado. De esta manera, me di cuenta que en el arte plástico y en otros tipos de arte no existe una fragmentación como la que existe en la música, donde ahora se tiende a comprarse una canción en vez de un disco completo. Propuse la idea de que pudiera comprarse un fragmento de una obra de arte. La idea tuvo buena repercusión a nivel mediático, creándose una relación incluso creativa entre el artista y el receptor. Se ha creado la web www.infinityart.es en la que piden desarrollarse obras de arte a la carta contando con el intervencionismo del propio coleccionista.
- ¿Tiene previsto usted sumarse a esta desfragmentación en sus próximos discos?
- De momento no, aunque nunca se sabe. La tendencia es esa. En estos momentos estoy planificando ‘Brazilian Jazz Project’ de una manera conceptual, pero no descarto en un futuro lanzar canciones sueltas. Ya no es necesario limitarte a un disco de una hora de reperotorio.
- Lou Bennett, Tete Montoliu, Johnny Griffin, Anthony Jackson… ¿Qué le queda de su experiencia trabajando con tantos grandes del jazz?
-He disfrutado con todas las colaboraciones. De todos estos, tengo que destacar a Lou Bennett ya que estuve más de diez años tocando con él, hasta que murió en 1997. Con él he compartido muchísima convivencia… puede decirse que es el personaje que más me ha influido y enseñado. Pero con todos los músicos se aprende. En este oficio hay que saber ser esponja, saber interactuar y sobre todo, convivir… Un concierto solo dura una hora y media, pero detrás hay horas y horas de convivencia que son fundamentales.